“Ésta
es la mejor canción que Jagger y Richards han escrito en los últimos veinte
años”.
Richard
Ashcroft
Wigan,
Inglaterra, 1989. Richard Ashcroft (cantante), Nick McCabe (guitarra), Simon
Jones (bajo) y Peter Salisbury (batería), alumnos del Winstanley College, al
igual que muchos compañeros de generación aburridos de la vida académica,
soñaban con un futuro mejor. Liderados por un carismático y arrogante Ashcroft
(que desde su temprana juventud siempre supo que sería una estrella del rock)
deciden formar Verve.
Aunque
carecían de experiencia musical, con tenacidad, marihuana y jam sessions, empezaron a crear un
repertorio que bebía de Led Zeppelin, Al Green, Funkadelic, The Stooges, Nick
Drake, Can y Pink Floyd. La “Movida Madchester”, gracias a sus melodías hedonistas
destinadas a las pistas de baile, era la corriente imperante de la época y los
Stone Roses, el modelo a seguir por todas las nuevas bandas. Después de una
serie de conciertos, en julio de 1991 habían afilado sus canciones lo suficiente
como para que un cazatalentos de Hut
(subsidiaria de Virgin Records) les
ofreciera un contrato y la oportunidad de telonear a los Smashing Pumpkins y a
Catherine Wheel.
All
In The Mind (1992, Hut Records)
Lanzada
como primer corte de su carrera, “All In The Mind” sentaría el sonido de los años
formativos del grupo: psicodélico, espiritual y con atmósferas oceánicas dominadas
por las guitarras de McCabe. Paul Schroeder (Stone Roses, A Guy Called Gerald,
Talk Talk) se encargó de la producción y Brian Cannon (que trabajaría con la
banda hasta finales de los noventa) del diseño del sencillo. El tema estrella
queda eclipsado por la onírica “One Way To Go” y sobre todo “A Man Called Sun”
(que recuerda a “Riders On The Storm” de los Doors); una obra maestra tristemente
desconocida por el público general. “All In The Mind” llegaría al primer puesto
de los charts independientes y consiguió una respuesta entusiasta de Steve
Sutherland de NME. Gracias a ello, durante los meses de marzo/mayo abrirían los
espectáculos de Spiritualized.
She’s
A Superstar (1992, Hut Records)
Fieles
a su estilo basado en la improvisación, Verve se desmarcan con dos canciones de
más de ocho minutos para su segundo sencillo: “She’s A Superstar” y “Feel”. La
versión íntegra del primer tema es otra joya en la discografía de la banda. La
guitarra vuelve a tener el protagonismo absoluto junto a unas atmósferas etéreas herederas del shoegazing. Barry Clempson (The Waterboys, The The, R.E.M.)
estuvo al mando de la cabina de control. El videoclip para promocionarla fue
rodado en la Cueva de Thor, Staffordshire; la misma localización que aparecería
en la portada de su futuro primer álbum y de manera referencial en el vídeo de
“Blue”. La catarata (Snake Pass, Derbyshir) con neones es uno de los trabajos
favoritos de Brian Cannon (Microdot).
Gravity Grave (1992, Hut
Records)
Conducida
por el bajo de Jones, “Gravity Grave” es un corte inolvidable que demuestra la
grandeza del grupo. Volvemos a encontrarnos con atmósferas místicas y siderales
que parecen conducirte a otra dimensión a través de la voz líquida de
Ashcroft. Imprescindible escuchar la versión extendida del mismo, no la del
videoclip en la que la banda aparece a bordo de un Dodge Charger mientras
recorre carreteras rurales británicas. “Endless Life” es un híbrido
psicodélico/shoegaze que sirve como complemento al tema estrella del sencillo. Verve
necesitarían varios años (“History”) para conseguir una canción tan perfecta
que acunara melancolía, épica y ensoñación. En octubre, para promocionar su
música en Estados Unidos, la formación recorrió Times Square en la parte
trasera de una camioneta mientras interpretaba “A Man Called Sun”. A finales de
año regresarían a la carretera como soporte de los Black Crowes. Inspirado por Chris
Robinson, a partir de entonces, Ashcroft saldría descalzo al escenario.
También, gracias a unas salvajes performances
influenciadas por el ácido, se ganaría el mote “Mad Richard” que lo ha acompañado
durante toda su carrera.
A
Storm In Heaven (1993, Hut Records)
El
debut de la banda fue un éxito de crítica pero no terminó de cuajar entre el
público. Aunque contiene buenos temas como “Star Sail”, “Slide Away” (de la que
Noel Gallagher se apropiaría del título), “The Sun, The Sea”, “Blue” y
“Butterfly”, la aséptica producción de John Leckie (Stone Roses, Simple Minds,
Magazine) no termina de explotar el talento de la formación. La voz de Ashcroft
se encuentra enterrada entre múltiples efectos, las canciones suenan opacas y
las espesas capas de guitarras llegan a saturar de tal modo que el sonido resulta
débil y poco convincente. Durante las siete semanas que permanecieron en Sawmills, el grupo consumió grandes
cantidades de éxtasis que, de un modo u otro, diluyeron la madurez musical que demostrarían en futuros lanzamientos. A
finales de 1993, realizarían una gira europea con Oasis en la que compartieron,
aparte de mutua admiración y escenarios, sonadas juergas que aparecieron en los
periódicos sensacionalistas. Mientras la carrera de los de Mánchester triunfaba, Verve caerían en una espiral de catástrofes: accidentes domésticos, bares de hoteles destrozados,
peleas con porteros de discotecas, actuaciones caóticas, excesos causados por
las drogas y litigios discográficos. A
Storm In Heaven fue un trabajo nacido de la improvisación que con el paso
de los años fue desterrado del directo a favor de sus nuevas composiciones. No era la obra maestra que Ashcroft había prometido y en la actualidad se
considera una rareza dentro de su discografía.
A
Northern Soul (1995, Hut Records)
En
1994, en pleno festival Lollapalooza, Ashcroft fue ingresado por una severa
deshidratación debido al consumo ingente de éxtasis. Poco tiempo más tarde, el
batería Peter Salisbury fue arrestado por destruir una habitación de hotel en
Kansas. Por último, la discográfica de jazz
Verve demandó al grupo alegando que había violado los derechos de copyright. La formación se vio obligada
a cambiar de nombre para no pagar una cuantiosa multa. La gira había dejado una
sensación amarga a los músicos y las primeras desavenencias personales que
minarían la estabilidad de la banda. En aquel estado regresaron a Wigan
dispuestos a grabar su segundo álbum. La inspiración no daba señales de vida y
no les quedó más remedio que instalarse en los Loco Estudios de Gales junto a Owen
Morris (Definitely Maybe y (What's The Story) Morning Glory? de Oasis).
La creación de A Northern Soul fue
única: Ashcroft acababa de romper con su novia de toda la vida, detalle que
influyó profundamente en las letras que tratan sobre la desesperación, la
añoranza y la soledad. Según la leyenda, el grupo pernoctaba en el estudio en
sacos de dormir rodeado de velas, entre botellas de vodka, pastillas, cocaína y
comida basura. Habían perdido el control: sesiones influenciadas por los
narcóticos alumbraron un trabajo que posee un sonido colosal y exprime la voz
de Richard Ashcroft al máximo. A Northern
Soul fue un disco de catarsis, locura creativa y
autodestrucción. “This Is Music”, “On Your Own” y “History” (la joya de la corona con arreglos de cuerda cortesía de Will
Malone) fueron lanzados como singles y alcanzaron el Top 40. El libreto interior es el mejor de toda su discografía y los vídeos denotan mayor presupuesto. Por otra parte, “Life’s An Ocean” y “This Is Music” se convertirían en pilares del directo de
la banda. La crítica, entusiasmada por
la euforia innata del Britpop, lo
recibió tibiamente. Tres meses después, a causa de la tensa relación entre Ashcroft
y McCabe, The Verve se disolvió. Por fortuna, el tiempo le ha hecho justicia y
se ha convertido en un clásico.
Urban Hymns (1997, Hut
Records)
Después
de dos años de silencio, The Verve lanzaron la inolvidable “Bitter Sweet
Symphony” que los catapultó al estrellato internacional. ¿Quién no recuerda el videoclip protagonizado por un arrogante Ashcroft caminando por la calle chocando contra todos los peatones que se interponen ante su paso? A pesar de la controversia
causada por la demanda de Allen Klein —que los acusó de plagiar su versión
orquestal de “The Last Time” de los Rolling Stones—, esta se convirtió en un
clásico por derecho propio. A diferencia de anteriores álbumes, las sesiones en
los Estudios Metrópolis fueron tranquilas y elaboradas, demostrándoles que
podían sacar mayor partido a sus temas. La incorporación de Simon Tong como
guitarrista junto a la vuelta de McCabe enriqueció el sonido de un disco
melódico, orquestal y con grandes baladas como “The Drugs Don’t Work”, “Lucky Man” y “Sonnet”, que contaba con la producción de Chris Potter (The Rolling
Stones, The Clash, Flowered Up), Youth (Alien Sex Fiend, The Charlatans, James)
y los consabidos arreglos de Will Malone. La fama por la que tanto tiempo
habían trabajado conllevó a multitud de premios, aclamación crítica y una
exitosa gira mundial que los convirtió (junto a Radiohead) en la banda
triunfadora de 1997. El Britpop daba
sus últimos coletazos de vida y Urban
Hymns está considerado el canto del cisne de aquel movimiento que revolucionó
la escena musical inglesa de los noventa. Nick McCabe no fue capaz de soportar
la presión y volvió a abandonar el grupo. Aunque fue reemplazado por B. J. Cole
para terminar las fechas estipuladas en directo, la formación se desintegró en la
cima de su popularidad y sus miembros emprendieron diferentes proyectos.
Forth (2008, EMI)
Tal
como sucedió con la mayoría de los grupos de los noventa, The Verve regresaron
en el nuevo siglo para demostrar que su paso por la primera división musical no
fue un golpe de suerte. La crítica maliciosa alegó que Richard Ashcroft había
reunido a la formación original para reflotar una carrera solista que no le
había aportado el éxito que esperaba. Producido por Chris Potter, Forth recupera las atmósferas cósmicas
de sus primeros trabajos tratadas con mayor madurez musical; un álbum destinado
a los seguidores incondicionales de la banda que, aunque recibió elogios por
parte de la prensa especializada y se desempeñó de forma correcta en las listas
de ventas, no alcanzó las cifras de Urban
Hymns. La bailable “Love Is Noise” y “Rather Be” fueron lanzadas como
sencillos, la corta gira de promoción tuvo una buena acogida y los llevó a ser
cabezas de cartel de Glastonbury en el que ofrecieron un concierto electrizante.
Aparte de los cortes mencionados, destacan “I See Houses”, “Valium Skies” y “Appalachian
Springs” que recuerdan a su anterior trabajo. Por tercera y (por ahora) última
vez, la banda pasó a la historia. Furioso, McCabe se sumó a las invectivas de
los medios y desde entonces, su situación con Ashcroft parece irreconciliable.
Epílogo
En 2010 Richard Ashcroft formó The United Nations Of Sound con músicos de soul
y R&B americanos y publicó un elepé homónimo que fracasó en todos los
sentidos; ello lo obligó a regresar a su carrera en solitario con These People (Cooking Vinyl, 2016). Nick
McCabe y Simon Jones volvieron a la escena musical con Black Submarine (New Shores, 2014) en la que ahondan en
la vertiente space rock propia de su
antigua formación. Peter Salisbury es el nuevo batería de The Charlatans. A través de su cuenta de Facebook, el guitarrista ha
anunciado la reedición de los dos primeros álbumes de The Verve con sonido
remasterizado, notas, rarezas y material fotográfico inédito a principios de
septiembre. Las canciones "South Pacific" y "Shoeshine Girl" han sido compartidas en plataformas como Youtube y VEVO como adelanto. Ashcroft se ha desentendido por completo del proyecto y se encuentra
inmerso en la promoción de su último trabajo. Todo apunta a que, con motivo del
veinte aniversario de Urban Hymns,
durante el 2017 también saldrá una edición especial del disco más popular del
grupo. ¿Habrá una gira conmemorativa? Aunque parece improbable, teniendo en
cuenta una turbulenta trayectoria de problemas, éxitos, fracasos y disputas internas, cualquier cosa es posible.
