Los noventa fueron una etapa extraña para la generación de músicos que triunfaron durante la década preliminar. Todos mantuvieron su popularidad en los charts y, al mismo tiempo, editaron elepés no terminaron de convencer al público. Reverberation (WEA, 1990) de Echo & The Bunnymen, Thank You (EMI, 1995) de Duran Duran, Raoul And The Kings Of Spain (Epic Records, 1995) de Tears For Fears, Wild Mood Swings (Fiction Records, 1996) de The Cure, New Adventures In Hi-Fi (Warner, 1996) de R.E.M., Ultra (Mute, 1997) de Depeche Mode y, en el caso de U2, Pop (Island Records, 1997).
Pop,
aunque no puede considerarse un fracaso de ventas, hizo que la banda percibiera
que había llegado demasiado lejos con su propuesta destinada a las pistas de
baile. Los fieles que apoyaron los devaneos espaciales de Zooropa (Island Records, 1993) y las melodías emparentadas con la
cultura dance de Atchung Baby (Island
Records, 1991), se llevaron las manos a la cabeza al escuchar “Discothèque”. Acusaciones
de blasfemia, frivolidad, vendidos al mainstream
y traición su propio legado, no tardaron en aparecer en los medios. Con
lágrimas en los ojos, los críticos añoraban los tiempos de “With Or Without You”.
Las consecuencias no se harían esperar.
A
partir de entonces, el grupo dejaría de avanzar hacia el futuro para retroceder
al pasado. El riesgo desapareció de sus composiciones a favor del clasicismo y
retorno a las bases que ellos mismos cimentaron. Irónicamente, muchos de los
detractores que en su momento no pudieron escuchar Pop de principio a fin, ahora lo reivindican como la última obra
maestra de la formación.
Veinte
años después, Songs Of Experience (Universal,
2017) —secuela de su anterior trabajo enfocado en los recuerdos de juventud—,
se centra en la perspectiva de la edad madura: experiencias vitales de la
banda, el paso del tiempo y la veteranía que aporta la vida. Aunque la nómina
de productores (Steve Lillywhite, Ryan Tedder, Jacknife Lee, Jolyon Thomas,
Andy Barlow) es más extensa que de lo habitual, el disco no se resiente a nivel
sonoro. Mientras grababan el álbum, los irlandeses se encontraban de gira
promocionando el treinta aniversario de su obra maestra The Joshua Tree (Island Records, 1987). U2 se encuentran muy
cómodos en la posición que ocupan; no sienten la necesidad de arriesgarse o
explorar horizontes desconocidos. Las duras críticas recibidas por distribuir
gratuitamente en iTunes Songs Of
Innocence (Interscope, 2014) para millones de posibles compradores, les han
hecho publicar su nuevo elepé de forma tradicional. Da la impresión que, debido
a su estatus de superestrellas, siempre quisieran complacer a todo el mundo.
La
portada de Songs Of Experience —a la
estela de Boy (Island Records, 1980)
y War (Island Records, 1983)—, resume
el contenido de la nueva propuesta de los irlandeses: sonido que apega a la
nostalgia con ligeros toques de modernidad. U2, a pesar de ser una de las
bandas de rock más exitosas del planeta, nunca han caído en el desencanto o el
cinismo. Las letras continúan tratando los temas habituales de su propuesta:
paz, el medio ambiente, política, esperanza, amor, derechos humanos, justicia
social. Dado el estado del mundo, cualquier otra formación hubiera arrojado la
toalla hace mucho tiempo.
El
disco empieza con “Love Is All We Have Left”: atmosférica, sintetizador de
fondo, buen juego de voces. Un tema extraño teniendo en cuenta que el grupo
siempre abre sus elepés con buques insignias. “Lights Of Home”, medio tiempo
con piano, solo de guitarra destacable y acompañamiento góspel de colofón, es
uno de los cortes más interesantes del elepé. En cambio, “You Are The Best Thing About Me” resulta
un single tan funcional como “The Miracle (Of Joey Ramone)” o “Get On Your Boots”.
Hace
años que U2 no editan un himno a la altura de “Vertigo”. La canción se desempeñó tibiamente en los charts; ni siquiera el
remix junto a Kygo le ha permitido cierta notoriedad. Resulta incomprensible
que los irlandeses no escojan mejor sus sencillos de lanzamiento.
“Get
Out Of Your Own Way” cuenta con la colaboración del rapero Kendrick Lamar.
Buenos coros, atmósfera positiva, letra sobre lucha y superación. Un corte pop estilo “Walk On”, “Magnificent” o “City
Of Blinding Lights”. “American Soul”, con Lamar (de nuevo) en
la introducción, es una de las piezas más rockeras del disco. Mismo estribillo
que en “Volcano”. Un homenaje a la música estadounidense que tanto les ha influenciado
durante su carrera. “Summer Of Love”, sencilla balada con buen trabajo de
guitarras, gana con las escuchas. “Red Flag Day” remite al sonido de unos U2 primerizos.
En especial los coros de The Edge y la forma de cantar de Bono. Ideal para
satisfacer a los nostálgicos de la formación; todo recuerda a álbumes como War. “The Showman (Little More Better)”,
con sabor a los años cincuenta, resulta otra inmersión en el pasado que hubiera
podido encajar sin problemas en All You
Can’t Leave Behind (Island Records, 2000).
La
conmovedora “The Little Things That Give You Away” es la balada por excelencia
del disco. Una pieza en crescendo que, aunque arranca con lentitud, posee un
final sobrecogedor. En “Landlady” la banda desarrolla
todos sus trucos: corte acústico, voz cálida de Bono, sección rítmica sutil, sentimiento de
exaltación. “The Blackout”, con su guitarra industrial que recuerda a “Zoo
Station”, es una llamada a la resistencia. El Brexit y la política represora de Donald Trump sirvieron como
inspiración a la hora de componerla. Un necesario ramalazo de energía entre la
tranquilidad que amenaza con lastrar la recta final del álbum. “Love Is Bigger
Than Anything In Its Way” es otra balada marca de la casa con piano, línea de
bajo palpitante y mensaje esperanzador. Como despedida “13 (There Is A Light)”
parece la continuación de “Song For Someone”: el círculo se ha cerrado.
Pocas
bandas con una trayectoria tan longeva pueden presumir de la coherencia de los
irlandeses. Aunque no se encuentre entre sus obras más excelsas, Songs Of Experience es otro digno
escalón en una discografía sin apenas fisuras. Un trabajo positivo con aire
bíblico en algunos pasajes; el mensaje de luz y amor a la raza humana. Un
destello de esperanza entre la oscuridad que reina en el presente.